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Expresiones artístico-culturales de migrantes bolivianos en la Fiesta de la Vendimia
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Se sabe que para que la vitivinicultura haya sido posible en nuestra provincia, el aporte de las/os trabajadoras/es migrantes ha sido fundamental. Esto se explica a partir de un complejo entramado de factores históricos, económicos, políticos y sociales. Como afirma Patricia Collado, se trata de una industria que, desde su surgimiento entre fines del siglo XIX y principios del XX, ha estado configurada por la migración. Si bien en aquel entonces se trataba de una migración transatlántica promovida por el Estado y hoy hablamos de una migración limítrofe e interna -muchas veces discriminada-, en definitiva esta industria se ha nutrido del trabajo y el conocimiento de quienes llegaban de otras tierras.
“En consonancia con la política favorable a la inmigración puesta en práctica en el país a partir de 1870 (que alentó una masiva llegada de inmigrantes a este territorio, más de 6 millones y medio entre 1870 y 1914), Mendoza comienza a diseñar un conjunto de políticas tendientes a favorecer el arribo de población extranjera a la región (…) La importante corriente migratoria reconfiguró el escenario social, político y económico de la provincia, proveyendo de mano de obra para los distintos oficios, las tareas agrícolas y engrosando el sector de profesionales y técnicos”, dice Collado.
En un primer momento fueron los migrantes de origen europeo (provenientes principalmente de España e Italia) quienes contribuyeron con su conocimiento técnico al surgimiento y consolidación de la industria vitivinícola. Desde mediados del siglo XX en adelante, a medida que decrecía la inmigración europea, la llegada de migrantes limítrofes al país y a la provincia se ha incrementado paulatinamente. En Mendoza, desde el censo de 1947 hasta la actualidad, la migración boliviana creció a un ritmo mucho más acelerado que la de otros países con antigua presencia en la región, como Chile, España e Italia.
Como explica Cristina García Vázquez en su libro sobre migración boliviana en Mendoza, estos procesos obedecen a la combinación de factores económicos y políticos que se dan a un lado y otro de la frontera, tales como la crisis de la minería en Bolivia y el crecimiento de diversas industrias agrícolas en Argentina (como la vitivinícola en Mendoza y la azucarera en Tucumán), entre muchos otros. Desde entonces, la presencia de trabajadoras/es bolivianos/as y migrantes internos del noroeste argentino (sobre todo de Salta, Tucumán y Jujuy) en la actividad agrícola mendocina ha sido mayoritaria.
Ahora bien, ante la importante participación de trabajadoras/es migrantes como mano de obra de una de las industrias centrales de la Provincia, cuya manifestación cultural es la Fiesta Nacional de la Vendimia, surgen algunas preguntas: ¿cómo vivencian los/as trabajadores/as migrantes su paso por la cosecha de la uva?, ¿qué sentido tiene para ellos los festejos vendimiales?, ¿qué significa para los/as residentes bolivianos/as en Mendoza participar de estos festejos?, ¿existe alguna relación entre los festejos vendimiales y festividades propias de la comunidad boliviana?
Los testimonios de algunas migrantes ofrecen respuestas a esos interrogantes.
Marta nació en Sucre, Bolivia, y llegó a Mendoza hace 30 años. Desde entonces ha trabajado en la cosecha de durazno, damasco, ciruela y uva. Actualmente es “cuadrillera”, es decir, se encarga de buscar trabajadores para la época de cosecha. Principalmente, trabaja con migrantes temporarios provenientes de Bolivia y del noroeste argentino. Entrevistamos a Marta ya que su prolongada labor como cosechadora en la vid junto a grupos de cohechadores bolivianos y norteños nos permite acercarnos a una comprensión de cómo viven la Fiesta de la Vendimia.
Los trabajadores arriban a Mendoza con el objetivo puntual de levantar la cosecha (período que se extiende desde enero hasta abril, aproximadamente) y desplazarse luego a otras provincias de acuerdo al tiempo de cosecha de diversos productos: “se van para el lado de Malargüe, para ese lado, para la papa me dicen que se van, a la zanahoria”. Durante ese tiempo, dedicado exclusivamente al trabajo y con extensas jornadas laborales, los trabajadores permanecen en las fincas y sus alrededores. No existe en estos casos un involucramiento directo con la Fiesta de la Vendimia: “Ellos no saben qué es vendimia, ellos lo ven por la televisión nada más, no conocen”, afirma Marta.
Por otro lado, desde una perspectiva histórica, cabe destacar que a partir de las primeras migraciones temporarias, numerosos/as trabajadores/as bolivianos/as y sus familias se fueron asentando de manera definitiva en la Provincia, no sólo en zonas agrícolas sino también en el Gran Mendoza, principalmente en el departamento de Guaymallén. Por este motivo, ha sido posible su mayor participación en los festejos vendimiales, como lo constatan año a año los desfiles de Caporales por las principales arterias de la ciudad en el marco del Carrusel. El impactante despliegue de coordinados movimientos y brillantes trajes se potencia con la fuerza musical de la banda que acompaña a los/as bailarines/as.
Como señala Mónica Pacheco: “mientras el resto de carros y agrupaciones folclóricas desfilan con música funcional, los grupos de Caporales son los únicos que lo hacen con bandas de bronces conformadas por platos, bombos y diversos instrumentos de viento”.
Yamila Silisque nació en Cochabamba y desde niña vive en Mendoza con su familia. Luego de residir por más de diez años en Estados Unidos y participar activamente de una de las filiales de la Fraternidad Folclórica y Cultural Caporales Universitarios de San Simón Cochabamba en Nueva York, volvió a Mendoza y se abocó, junto a Jesús Delgadillo, a la creación y coordinación de la Fraternidad Folclórica y Cultural Caporales Universitarios de San Simón Cochabamba Filial Mendoza. En este periodo han tenido la oportunidad participar en dos festejos vendimiales: el Carrusel de 2017 y la Fiesta Vendimial de Junín “Mi pueblo es Vendimia” (2018). Yamila asegura: “Fue un orgullo, un privilegio participar en estos dos eventos porque como bolivianos siempre queremos transmitir nuestra cultura, nuestro folclore a otros lugares y mostrarles lo lindo que es, y siempre lo hacemos con mucho orgullo”.
Asimismo, respecto de la participación de la Fraternidad en Junín, la organizadora y bailarina explica que para ellos fue un orgullo presentarse “en un escenario tan grande, que mucha gente lo vea y vea lo hermoso y lo que es realmente el caporal”. Sigue: “Es un orgullo representar al pueblo boliviano, porque hay mucha gente que trabaja en las viñas, en las chacras y creo que este festival representa a todo lo que es el trabajo en el campo y sabemos que hay muchos bolivianos que trabajan, mucha gente, y por eso también nos da mucho gusto estar arriba del escenario y creo que hay muchos bolivianos también que les encanta vernos”.
Como deja ver el relato de Yamila, la participación en los festejos vendimiales tiene importantes significaciones: bailar en el Carrusel les ha permitido mostrar parte de la cultura boliviana al público urbano, como también a quienes vienen del ámbito rural a la ciudad y a turistas. A su vez, la participación en la Fiesta Vendimial de Junín significó para la Fraternidad bailar para los compatriotas bolivianos que trabajan en las viñas.
Estos aspectos nos llevan a pensar que los festejos vendimiales tienen distinto alcance y significación para la población boliviana en Mendoza según el contexto rural o urbano, siendo las fiestas departamentales las más significativas para las/os trabajadoras/es agrícolas extranjeras/os.
Otra de las inquietudes que surge sobre la relación entre cosecha y festividad es acerca de las celebraciones que las/os migrantes bolivianas/os traen consigo durante su residencia temporal o permanente en Mendoza. Al respecto, tanto Marta como Yamila mencionaron que en Bolivia, durante el mes de febrero, tienen lugar importantes festejos y celebraciones relacionados a la Pachamama, a la Virgen del Socavón y al Carnaval, uno de cuyos ejes es el agradecimiento a la Madre Tierra por todo lo que brinda: sus frutos, los alimentos, el trabajo.
Según Yamila se pueden encontrar algunas relaciones entre los festejos vendimiales y las celebraciones que se dan en Bolivia en esta época: “Acá [en Mendoza] es muy lindo porque es la Bendición de los Frutos, empieza así, todo lo que es el reconocimiento del trabajo del campo, por eso hacen esta Fiesta Vendimial. En Bolivia empezó casi igual, pero creo que es más grande porque el festejo es de la magnitud de todo el país, en cambio la Vendimia es sólo en la provincia. Y allá creen mucho en lo que es el agradecimiento por el trabajo, tanto a la Madre Tierra, que es a la Pachamama, por un lado, y se mezcla mucho con el catolicismo, que es para la Virgen del Socavón”.
Por su parte, Marta relata también cómo los trabajadores del norte argentinocelebran a la Pachamama en la época de carnaval en las fincas: “A la Pachamama piden para que no les falte el trabajo, entonces ellos por eso, a la manera que en Jujuydicen que es así, ellos hacen varias comidas, hacen un pozo y en ollitas, en platitos chiquitos van poniendo, echan serpentinas, cantan, bailan, se pintan la cara. Ellos después lo tapan, lo entierran, dicen ellos, y bailan, hacen fiesta entre ellos”.
Hasta aquí, el recorrido propuesto en torno de algunos aspectos históricos, sociales y culturales sobre la relación entre trabajo vitivinícola, festejos vendimiales y representaciones de trabajadoras/es bolivianas/os intentó plantear algunos ejes para la reflexión acerca de las relaciones sociales que subyacen a los procesos analizados. En ese marco, pusimos de relieve la centralidad del trabajomigrante en la constitución, consolidación y permanencia de la industria vitivinícola en Mendoza. En lo que refiere a la dimensión social y cultural, vemos que existe una distancia física y simbólica de los trabajadores rurales respecto de la Fiesta Nacional de la Vendimia. A su vez, vemos que para muchos/as migrantes bolivianos/as radicados en Mendoza y que se dedican a la difusión cultural desde la danza, esta Fiesta es una instancia relevante para mostrar su cultura a la sociedad mendocina y representar al pueblo boliviano. Asimismo, vemos que la Fiesta de la Vendimia evoca sentidos que pueden enlazarse a los que los trabajadores migrantes traen consigo, relativos al agradecimiento a la Madre Tierra o Pachamama.
Todo lo anterior, invita acomprender la Vendimia como un proceso social amplio que involucra trabajo y festividad, y que tiene el potencial del enriquecimiento intercultural siempre y cuando conozcamos y valoremos “el detrás de escena” de esta Fiesta, que está protagonizado por trabajadoras/es que año a año vienen de otras tierras a levantar la cosecha.
Fraternidad Folclórica y Cultural Caporales Universitarios de San Simón Cochabamba
La Fraternidad Folclórica y Cultural Caporales Universitarios de San Simón nació el 22 de noviembre de 1978 en la Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba, impulsada por un grupo de estudiantes orureños. Posteriormente se formaron bloques en distintos departamentos de Bolivia: Oruro, La Paz, Santa Cruz y Sucre.
Actualmente, la Fraternidad cuenta con filiales alrededor del mundo: Estados Unidos (Virginia, Nueva York, Nueva Jersey, Rhode Island), España, Italia, Suecia, Inglaterra, Sudáfrica, Brasil, Argentina, Chile, Ecuador. Desde su primera presentación en el Carnaval de Oruro en 1979, los fraternos asisten cada año con devoción ante la Mamita del Socavón.
La Fraternidad ha recibido numerosos premios en eventos culturales en Bolivia y el mundo, así como reconocimiento por parte de organismos estatales. El 17 de enero, la Cámara de Senadores del Estado Plurinacional de Bolivia aprobó rendir un reconocimiento a la Fraternidad en conmemoración a sus 39 años de vida, por su invaluable contribución al desarrollo, protección, difusión de la danza del Caporal y por ser fieles expositores de la expresión artística de la cultura y del folclore boliviano a nivel nacional e internacional.
Lectura recomendada
García Vázquez, Cristina (2005) Los migrantes. Otros entre nosotros. Etnografía de la población boliviana en la provincia de Mendoza. Mendoza: EDIUNC.
Por Victoria Martínez Espínola. Becaria doctoral CONICET