Divulgación

De viejas postales y nuevos paisajes. Noticias sobre aguas y agronegocios

En tiempos de vendimia, es bueno detenerse a pensar acerca de las cambiantes y problemáticas relaciones entre aguas y agronegocios.


La sociedad mendocina ha tenido estrechas relaciones con el agua, una “cultura del agua”. Fuertes marcas de identidad y memoria social están asentadas en paisajes hídricos y vitivinícolas: viñas y surcos en perspectiva, montañas nevadaslimpios canalescompuertas precisas, diques colmados.

Tan determinante ha sido aquí el control del agua que la sociedad ha sido caracterizada, siguiendo un concepto de Donald Worster y Elma Montaña, como una “sociedad hídrica”. Se trata de una sociedad que se integró y fragmentó a partir del manejo político del agua. Pero mucho corrió bajo el puente y las relaciones entre sociedad y agua han cambiado radicalmente al ritmo de crisis y ciclos económicos y culturales. Si el modelo centenario vitivinícola, en los términos de la investigadora Ana María Mateu, integró -mal o bien- a miles de familias de contratistas y trabajadores rurales, hoy el modelo de agronegocios desincorpora a los vestigios de aquel “labriego tesonero” y a los obreros ruralesque forjaron esos paisajes.

En Mendoza bajo el lema de la misión hidráulica, las aguas de los ríos fueron siendo desviadas y canalizadas a través de una amplia red de distribuciónsuperficial que terminaba en las fincas individuales. A la vez, se consolidó una estructura de derechos de acceso al agua que le otorgaba legalidad a la distribución y control social del mismo a través de las Inspecciones de Cauce. Este sistema de distribución superficial de agua (complementado a veces con agua subterránea) establecía afinidades y obligaciones entre regantes. Era un sistema de gestión colectiva y control social.

Actualmente, el agua para riego ha devenido un recurso dramáticamente valorizado. Esas aguas son, más allá de lo que dicen los discursos oficiales, fuente de grandes negocios. Por eso asistimos hace tiempo a un proceso fragmentado, pero sostenido de mercantilización y (re)privatización liderado. El modelo se presenta como una lógica de acumulación flexible a través de la produccióntransformacióndistribución y consumo de productos agropecuarios y paisajes vitivinícolas.

La nueva vitivinicultura basada en la identificación varietal y con orientación exportadora se presentó como la principal respuesta a la crisis estructuralcentenaria. Pero fue una solución socio-espacial selectiva que jerarquizó y revalorizó determinados territorios en detrimento de otros. Así, en un contexto de desregulación y apertura económica, el Valle de Uco y principalmente sus márgenes, se presentan como ámbitos propicios para la expansión del modelo de agronegocios. Su forma más destacada han sido los proyectos empresarialesque combinaron la actividad vitivinícola con otros ejes de acumulación, como los complejos agroturísticos e inmobiliarios de lujo.

Sin embargo, estos “nuevos vecinos” capitalizados e integrados en circuitos agroalimentarios globales se volvieron rápidamente los protagonistas de una redefinición de la ruralidad mendocina y sus paisajes. Por un lado, al reconfigurarse como nuevos terratenientes (o acuatenientes) a raíz de la explotación individual y privada de agua subterránea conquistaron los piedemontes y contribuyeron  así a un creciente cercamiento del espacio rural. Al cercar sus terrenos, construir portones y guardias imponentes, estos enclaves privados transformaron dramáticamente el paisaje y el control del territorio. Por otro lado, la continua búsqueda de rentas apelando a la singularidadoriginalidadautenticidad, contribuye a una creciente mercantilización de lo rural.

A propósito de un fenómeno semejante en el contexto de la conquista del oestede Estados Unidos, la periodista Marc Reisner acuñó en 1986 la frase “el agua fluye hacia arriba como el dinero”. Dejaba claro así que los ciclos del agua y los del capital estaban acoplados.

Por Facundo Martín, INCIHUSA-UNCuyo y Robin Larsimont, INCIHUSA