Divulgación
Cuando lo esencial es invisible a los ojos: los y las trabajadoras de vendimia
La invisibilización de los trabajadores es parte de la opacidad de las condiciones en que se realiza el trabajo en la industria vitivinícola
Uno de los interrogantes más postergados respecto al empleo en la cadena de producción vitivinícola (proceso que va desde el cultivo de vid hasta la producción vínica), es cuál es la cantidad de asalariados que dicha actividad involucra y en qué condiciones realizan su trabajo. Si bien contamos con aproximaciones sobre el empleo registrado en bodega (que incluye solo a los trabajadores ‘en blanco’), algunas cifras de los que participan en la cosecha (en términos aproximados) y, por cálculos de rentabilidad podemos inferir el número de trabajadores necesarios para sostener una hectárea de vid (según la tecnología incorporada), desconocemos cuántos, quiénes y cómo viven los que laboran para la llamada ‘actividad madre’ de los mendocinos.
Esta indeterminación que oscila desde el desconocimiento hasta el ocultamiento denota problemas profundos y estructurales. La invisibilización de los y las trabajadoras es parte de la opacidad de las condiciones en que el trabajo se realiza. Los que viven de este trabajo padecen del crecimiento de la informalidad (por la vía de la tercerización del empleo y el reclutamiento por ‘cooperativas de trabajo’ o cuadrillas, el predominio de acuerdos ‘de palabra’), la generalización de la precariedad (desconocimiento de derechos laborales básicos como la estabilidad laboral, la realización de aportes que garanticen la vejez, el desempleo estacional o la seguridad social, el derecho a demandar mejoras colectivas y organizarse, etc.), la extensión de la flexibilidad laboral (desde la carencia de contrato hasta la indeterminación de tareas y exigencias que competen al puesto) y el aumento de los riesgos, los que en general caen sobre las espaldas de los mismos empleados (gastos de salud, siniestralidad, accidentes y otras cuestiones derivadas de la exposición a agrotóxicos).
De tal modo reaparece la pregunta: ¿Por qué estos trabajadores carecen de centralidad en las discusiones de mayor entidad pública acerca de ‘nuestra agroindustria’?
Provisionalmente, podemos responder que se debe a que referimos a sectores pauperizados, migrantes y grupos familiares (mujeres, jóvenes, niños) que evidencian problemas sociales de larga duración y envergadura difíciles de resolver y tan estructurales que conmueven los cimientos de la actividad y ponen en discusión al conjunto del desarrollo rural. Es importante destacar que no acontece del mismo modo con otros grupos como empresarios, profesionales y productores: sus perfiles, demandas y trayectorias son profusamente conocidos e informados.
La hora de la fiesta: los ‘otros’ trabajadores negados
Si bien la nominación de ‘trabajadores’ es parte del debate que recorre a la población que realiza año a año las festividades de vendimia, éstos son asalariados que viven del desarrollo artístico y están expuestos a relaciones laborales tan intermitentes e informales como las que padecen quienes trabajan en viña. Sus problemas, sin embargo, tienen diversas implicancias y repercusiones cuya especificidad se relaciona al tipo de actividad y su desempeño.
Durante las festividades del año pasado, para recordar un ejemplo cercano, quedó al descubierto la indefensión de la cual son objeto al producirse la caída de escenario y escenografía en la fiesta de la Capital y al desbandarse una grúa durante el ensayo general de la fiesta central. Estos emergentes dejaron al descubierto las condiciones y relaciones de trabajo de los hacedores de la fiesta.
Como los protagonistas de tales hechos fueron estos especiales ‘trabajadores-artistas’, pudieron expresar en toda su magnitud el padecimiento silenciado que los atraviesa a ellos como a gran parte del conjunto de los y las trabajadoras. En el momento final de la Fiesta, con una mano taparon su boca mientras con la otra nos señalaron más allá del alcance de nuestra vista: allí donde hay un mundo de trabajo precarizado, informalizado e inseguro que se intenta ocultar con luces de colores y efectos especiales a la vista del público.
Bibliografía:
Altschuler Bárbara y Collado, Patricia (2013) Transformaciones en la vitivinicultura mendocina en las últimas décadas. El doble filo de la estrategia cooperativa. En Voces en el Fénix Año 4, N°27 Viñas de ira. Economías Regionales, disponible en http://www.vocesenelfenix.com/sites/default/files/numero_pdf/fenix%2027%20baja.pdfúltima consulta 16/02/2018
Heredia, Mariana y Lorena Poblete (2013) La estratificación socio-laboral en un caso de globalización exitosa: La vitivinicultura mendocina (1995-2011) Mundo Agrario Vol. 14 N°27.
Por Patricia Collado. Investigadora Adjunta CONICET