La fatal arrogancia contra las Ciencias Sociales y Humanidades
Lo que verdaderamente está en debate es que, dado que el Estado no es ya algo ineficiente a reformar, sino algo presente a abolir, entonces ese órgano público llamado CONICET, cual apéndice actualmente infecto, debe ser cortado de raíz e injertado en el sano cuerpo de las empresas privadas.