Divulgación

El “héroe negro” mal conocido

Lorenzo Barcala.


Una ligera búsqueda del patrimonio histórico-cultural que inmortaliza hoy a Lorenzo Barcala (Mendoza, 1795-1835) arroja un llamativo registro que se extiende por varias ciudades y provincias argentinas e involucra mitos históricos, bustos, nombres de calles y escuelas, entre otros homenajes. Otra ligera búsqueda, ahora en literatura no especializada, para conocer detalles de su vida y su tan bien ponderada trayectoria militar entrega resultados con datos y argumentos recurrentes bien iluminados por un mismo monumentalismo patriótico.

Curiosamente, hasta que uno comprende que se trata de un fenómeno de “mitificación histórica”, la literatura historiográfica no entrega nada nuevo desde hace tiempo y en buena parte no se distingue del material estimulante y ligero que permite entrever “una vida de película”, más cercana a la leyenda que a la realidad social de la gente “de color” que vivió el pasaje de la sociedad colonial a la independiente por el camino de la revolución y sucesivas guerras.

Para aclarar la afirmación anterior, que podría ser calificada de insolente, se deben plantear algunas consideraciones que introducen importantes matices en este asunto. El problema que planteamos en el título se puede expresar de este modo: Lorenzo Barcala fue introducido en la historia como un “héroe negro” de la revolución y no como una persona común con ascendencia africana que debió conseguir, en el seno de una sociedad desigual y en transformación, los atributos necesarios para alcanzar el prestigio militar que le fue reconocido.

La cristalización de la idea de héroe de la revolución y mártir de la patria, fundante de un modo de pensar la negritud argentina -que tiene otro exponente en el héroe negro Falucho, invención de Bartolomé Mitre según Pedro Ochoa y otros-, ha obturado la producción de conocimiento sobre la historia social de Lorenzo Barcala: cuál fue su origen, cómo construyó su familia, como accedió a la propiedad, qué relaciones sociales tuvo con los sectores plebeyos y las élites, qué ideas políticas expresaba.

Héroe de la patria

Puntualmente, algunas menciones extraordinarias que han delineado de una vez, con la ambición de quedar escritas para siempre, la figura heroica de Lorenzo Barcala, corresponden nada menos que a la pluma colosal de Domingo Faustino Sarmiento. En sus “biografías infames” (retomo la categoría de Celina Manzoni) de Félix Aldao y Facundo Quiroga, ambas de 1845, Sarmiento apela a Lorenzo Barcala como contrafigura de los dos caudillos federales asociados a la barbarie. Así, el “caballero negro” con la habilidad de hacer “descender a las masas las ideas civilizadoras”, en palabras de Sarmiento, es erguido como un “héroe moral” y colocado en el panteón de los héroes de la patria.

El tono y el espíritu de esas semblanzas atadas antinómicamente a los caudillos infames por la retórica y la intencionalidad política sarmientina se reproducen aún hoy y dejan poco lugar a discusión. El destacado historiador chileno Benjamín Vicuña Mackenna se hizo eco en 1878 de las apreciaciones vertidas por Sarmiento y del epíteto “héroe negro”, que “dicen unos” que “se decía”, para referir a Lorenzo Barcala en su época (usamos el juego de palabras para enfatizar en los saberes difusos que recogen las biografías de Barcala).

El busto que talla con su exquisita pluma Vicuña Mackenna enuncia: “Ese héroe fue un negro. Pero por lo mismo que naciera del seno maldecido de una esclava i se encarnaran en su naturaleza física las voraces pasiones de su raza, que él supo domar con las virtudes de la civilización, hácese en mayor grado acreedora su memoria al respeto de sus semejantes” (los destacados son nuestros y la ortografía original).

Un año antes de que viera la luz el texto de Vicuña Mackenna, se publicó en Buenos Aires un Diccionario Biográfico Nacional (Molina Arrotea, Carlos; Servando García y Apolinario Casabal, 1877) que destacó en Barcala los valores que le admiró Sarmiento y enriqueció su semblanza con datos históricos restituidos por el mendocino Damián Hudson en sus Recuerdos históricos sobre la Provincia de Cuyo.

En 1920, Julio A. Muzzio en su Diccionario Histórico y Biográfico de la República Argentina retomó la reseña de 1877 con los mismos argumentos, datos y citas, y, en adelante, buena parte de las biografías y semblanzas han reproducido sin muchos cambios el texto de Muzzio, con citas complementarias de José María Paz, Bartolomé Mitre, Antonio Zinny, Vicente Fidel López.

Recién en 1927, José Canale publicó el hasta ahora único libro biográfico de Barcala, con el mismo tenor que lo anterior. Pero en todo lo que se ha escrito sigue destacándose la impronta sarmientina de apuntalamiento de un héroe y un mártir de la patria desprendido de la historia social de los negros argentinos.

Contrariamente a ese enfoque predominante hasta ahora, en investigaciones en curso buscamos desatar ese nudo de sentido que ha tejido la historiografía para ir más allá -o más acá- del “héroe negro” y revisar algunas afirmaciones no documentadas que se han repetido mucho y explicado poco, por ejemplo: que Barcala fue un esclavo y obtuvo su libertad a partir del servicio en las armas de la patria. En todo caso, un héroe en sentido histórico merece ser bien conocido.

Por: Orlando Gabriel Morales – Investigador Asistente CONICET